domingo, 28 de septiembre de 2008

Liubov Popova



Dos figuras

El de Liubov Popova es el primero de los textos que colgaré en la categoría hemeroteca. Todos ellos los escribí para exposiciones realizadas en diferentes espacios de Mallorca. En concreto esta exposición pudo verse en el Museo de Arte Español Contemporáneo Juan March.

Liubov Popova, su aportación a las vanguardias

La exposición de Liubov Popova muestra con 25 obras realizadas entre 1910 y 1922, procedentes del Museo Estatal Tretiakov de Moscú, excepto dos, que provienen de una colección particular, cortesía de la Galería Barbié de Barcelona.
Esta muestra presenta una selección de obras realizadas con técnicas diversas: óleo sobre lienzo y contrachapado, guache, tinta china y collage sobre papel y cartón. La muestra intenta reflejar su evolución creadora incluyendo obras representativas de las diferentes etapas de su trayectoria artística.
En la formación de Popova fueron de gran importancia la herencia de las tradiciones artísticas rusas, como los iconos y frescos antiguos, y la influencia del arte popular. Sus posteriores estancias, primero en Italia y París, le llevaron a interesarse por el arte clásico occidental, especialmente el del Renacimiento Italiano. Pero Popova formó parte del grupo de artistas rusos que rompieron los esquemas del arte tradicional y que fueron pioneros de los movimientos de vanguardia: cubismo, futurismo, híbridos como el cubofuturismo, que en su su progresiva disolución fueron dando lugar a nuevos movimientos como el suprematismo y el constructivismo.
El cubismo francés, en especial el de Fauconnier y Metzinger, exponentes de una versión menos ortodoxa del cubismo analítico, le influyó en su tratamiento de las formas arquitectónicas dentro de la pintura.
El futurismo italiano, a través de la obra de Boccioni, puede verse reflejado en pinturas como “Composición con figuras” o “Naturaleza muerta italiana”.
En 1915 Popova se unió al grupo “Supremus”, el movimiento más radical de la abstracción que había surgido hasta el momento, del que Malevich era su principal representante. A este período pertenecen su serie “Arquitectura pictórica”, en la que el uso de formas geométricas simples y colores puros, así como el intento de incorporar la cuarta dimensión, ayudaron a la artista a liberarse de toda tendencia figurativa. En estas obras experimentó con la textura, el ritmo, la densidad y el color y fueron el punto de partida de sus posteriores diseños textiles y escenografías teatrales.
A partir de 1919 se fue aproximando a lo que serían formas más cercanas al compromiso político y social. En esta etapa, por influjo de Tatlin y Ródchenko, la artista evoluciona hacia otra forma artística, creando toda una serie de obras a las que llamó "Construcciones dinámico-espaciales ".
La aparición del constructivismo en 1921, señala el nuevo papel del artista en la sociedad y, como otros muchos miembros de su generación, acabó renunciando a la pintura y dedicándose por completo a las artes aplicadas, en un intento por construir una nueva sociedad.
A partir de 1922, su obra queda marcada por la tipografía, el fotomontaje y por proyectos de tejidos y de decorados teatrales en los que contribuye al desarrollo del constructivismo utilitario. Tras su muerte prematura en 1924, sus obras caen en el olvido, y es redescubierta por Barr a principios de los sesenta.
La carrera artística de Popova fue breve e intensa, rompió no sólo con los esquemas artísticos del momento, sino también con la moral y las convenciones sociales. Buscó, aunar las dos revoluciones, la artística y la social, lo que la llevó a mantener una relación ambivalente con el arte: tras la revolución de 1917, fue ganando fuerza la idea del artista constructor que dejaba atrás su condición de creador

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